¿Cuáles son los mejores cristales para ventanas de baño?

El cuarto de baño es una habitación distinta a cualquier otra. Sólo aquí es posible encontrar la intimidad necesaria para asearse y satisfacer las urgencias vitales. Pero además de la privacidad, importan el silencio, el bienestar térmico y el efecto decorativo, capaz de influir en las emociones humanas, como vienen demostrando múltiples estudios sobre el feng shui.

Estos beneficios no serían posibles sin unos cristales para ventanas de baño adecuados. Una elección errónea de los mismos tendría consecuencias fatales para la privacidad, la iluminación o incluso el aislamiento térmico y acústico de la estancia. ¿Cuáles son, pues, los mejores vidrios para instalar en el cuarto de baño?

5 tipos de cristal para ventanas de baño

Cristal translúcido

Conseguir privacidad sin perder luz es posible con el uso de cristales translúcidos. Esta solución, popularísima en cuartos de baño, permite beneficiarse de la iluminación natural, conservando la intimidad. Este acabado se logra mediante la impresión o texturización del vidrio, de forma que disperse la luz lo suficiente para impedir que las miradas indiscretas de vecinos y peatones se inmiscuyan en la vida cotidiana de los propietarios o inquilinos.

Más allá de estos usos y prestaciones, los vidrios para ventanas de baño con acabado translúcido se comercializan en una amplia gama de diseños, fáciles de integrar en cualquier estilo decorativo, sin desmejorarlo.

Cristal ahumado

Además del cristal translúcido para ventanas de baño, el ahumado se caracteriza por la apariencia oscurecida y ligeramente opaca de su superficie. Se fabrica mediante la aplicación de óxidos metálicos al vidrio durante su proceso de fusión. Esta particularidad explica por qué permiten el paso de la luz solar, al tiempo que neutralizan la visión fuera del edificio, conservando una cierta visibilidad del paisaje desde el interior.

Desde un punto de vista estético, este material puede considerarse un revival en tota regla, por su predominio en los años sesenta y setenta. Sin embargo, no sería justo encasillarlo en el mundo retro, pues las ventanas de vidrios ahumados están de rigurosa actualidad.

Cristal esmerilado

Dentro de los vidrios translúcidos, el esmerilado ocupa un lugar destacado gracias a su apariencia atractiva y diferente. Su nombre proviene del mineral conocido como esmeril, usado en la fabricación de piedras afiladoras y en los instrumentos empleados en el proceso de esmerilado, esto es, el efecto de «deslustrar el vidrio con esmeril», según el DRAE.

Como otros tipos de cristales para ventanas de baño, el vidrio esmerilado logra la dispersión de la luz, sin bloquearla por completo. De este modo, conserva la luminosidad de la ventana, garantizando el grado de privacidad deseado. Por su valor estético, es común el uso de estos vidrios en puertas y ventanas del resto de la vivienda, no siendo exclusivos del baño.

Cristal fritado

Los cristales para ventanas con tratamiento fritado han ganado enteros en los últimos años por su efecto decorativo, mantenimiento fácil y capacidad para conservar la intimidad en interiores. En concreto, esta propiedad ayuda a entender su uso creciente en cuartos de baño.

A grandes rasgos, el vidrio fritado se obtiene mediante un recubrimiento de compuesto cerámico vítreo, y el resultado es una superficie singular por sus patrones y colores. Es una opción excelente en entornos donde se requiere una iluminación natural y una privacidad adecuadas. Adicionalmente, proporciona una seguridad y resistencia elevadas, y su limpieza resulta sencilla y rápida.

Cristal inteligente

La evolución de las ventanas inteligentes ha sido notable en la última década gracias al desarrollo de vidrios ‘autolimpiables’, como los SGG Bioclean, poseedores de un revestimiento que deshace la suciedad acumulada en sus caras reaccionando a los rayos ultravioleta.

Otra novedad en ventanas para baños pequeños o grandes es el cristal laminado acústico, comercializado también como «con control acústico» o «con aislamiento acústico». Este producto permite aliviar la contaminación acústica de forma notable, preservando el silencio en interiores.

Por su parte, los vidrios bajo emisivos, Low-e o ATR contribuyen a reducir la factura eléctrica en un 60 por ciento. Su diseño está pensado para detener la transmisión térmica del exterior al interior, limitando así la dependencia de los suministros energéticos. A propósito de este punto, quizá te interese conocer la diferencia entre el vidrio bajo emisivo y de control solar.

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