¿Qué requisitos debe tener una ventana Passivhaus de aluminio?

La expansión del fenómeno Passivhaus en España ha traído consigo un cambio de mentalidad al sector de la construcción y la reforma. La búsqueda de bienestar térmico, el ahorro energético o el respeto al medio ambiente se imponen en este concepto a cualquier otra consideración, y su influencia afecta lógicamente a la elección de uno de los elementos constructivos más relevantes: las ventanas.

Aunque las de PVC tampoco se quedan atrás, las ventanas aluminio con Passivhaus han ganado enteros entre los consumidores gracias al éxito de este concepto de origen sueco y a la demanda de viviendas pasivas, que engloba cualquier edificación concebida para aprovechar al máximo el consumo energético. De hecho, estas ventanas reducen la dependencia de climatizadores y de aires acondicionados, disminuyendo su consumo nada menos que un 75% en determinados casos.

Principales requisitos que deben reunir las ventanas aluminio con Passivhaus

Las ideas de Wolfgang Feist y Bo Adamson, ‘padres’ teóricos del concepto Passivhaus, derivaron en lo que hoy conocemos como edificios NZEB (nearly Zero-Energy Building) aprobados por la Directiva Europea 2010/31/UE. Estos proyectos constructivos se caracterizan por priorizar el confort, la sostenibilidad y el consumo, persiguiendo los mismos objetivos de diseño bioclimático que las viviendas pasivas al uso.

Puertas y ventanas son elementos estructurales de importancia vital para el ahorro y el bienestar térmico de la vivienda. En particular, las ventanas —por sus funciones añadidas, como la regulación del paso de la luz o la contemplación del exterior— pueden suponer una vulnerabilidad mayor que las puertas. Por consiguiente, la necesidad de elevar el nivel de aislamiento en ventanas de aluminio no es una cuestión menor.

La compra de ventanas de dicho material que armonicen con el estándar Passivhaus, es una decisión acertada. Pero ¿cómo reconocerlas? Un primer requisito que deben cumplir estas ventanas para casa pasiva, es la disponibilidad de la certificación Passivhaus, un documento oficial que avala el cumplimiento de ciertas características y prestaciones, indispensables en este tipo de ventanas.

Dejando a un lado este certificado, los consumidores podrán identificar una ventana Passivhaus prestando atención a los niveles de transmitancia térmica. Y es que contar con una óptima transmitancia térmica en ventanas de aluminio es fundamental. Este parámetro está condicionado por la calidad y grosor de los vidrios y materiales constructivos, siendo determinante a la hora de prevenir humedades, filtraciones y otros problemas derivados de un mal aislamiento. En concreto, estas ventanas disminuirían el grado de transmitancia térmica en más de un 50% en comparación con las unidades convencionales.

La rotura del puente térmico (RPT) también participa de las cualidades ‘pasivas’ de la ventana. La incorporación de materiales que actúan como aislante térmico, como la fibra sintética de poliamida, previene el fenómeno de la condensación y mejora la eficiencia energética del edificio. En este sentido, una ventana Passivhaus de aluminio de última generación dispondrá de un sistema de RPT capaz de limitar eficazmente la conducción térmica.

En las ventanas pasivas, es deseable que el diseño se componga de un doble o triple acristalamiento. Esta particularidad facilita la creación de una cámara de aire estanca, que posteriormente se rellena con gas argón u otro compuesto de propiedades aislantes. Dicha cámara de aire contribuye al aislamiento térmico y acústico de la vivienda.

Por otra parte, otro de los principios del enfoque Passivhaus es la sostenibilidad, meta inalcanzable sin el uso de materiales susceptibles que reutilizarse y limita así su huella de carbono. El aluminio, reciclable en un 100%, es ampliamente considerado como el metal más ecológico del mercado. La razón es simple: este elemento químico se obtiene en la naturaleza en un estado similar al de su comercialización, no dependiendo de costosas plantas de procesamiento, y además es abundante, muy abundante (casi el 10% de la corteza terrestre está formada por aluminio).

En definitiva, el concepto Passivhaus ha disparado su demanda no sólo en el mercado patrio, sino también a nivel internacional, y el uso de ventanas de aluminio adaptadas a las necesidades de hogares pasivos es una forma de dar el salto a la modernidad y apostar por una mayor eficiencia energética y respeto del medio ambiente.

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