Todo lo que debes saber sobre el mantenimiento de ventanas de aluminio

El aluminio es un material de excepcionales cualidades: resistente, económico, sostenible, etcétera. Las ventanas fabricadas con este metal garantizan una larga vida útil, especialmente si están diseñadas por Kömmerling u otros proveedores de prestigio. Sin embargo, incluso la mejor de las ventanas vería mermada su durabilidad sin un correcto mantenimiento.

El mantenimiento de ventanas de aluminio depende de una serie de buenas prácticas, como la correcta limpieza de los cristales, el cuidado de los perfiles o las medidas capaces de impedir que la humedad o la condensación hagan estragos en el marco y otros elementos.

Como en otros tipos de ventanas, el vidrio es el elemento más frágil y delicado, y su limpieza no debe limitarse a la aplicación del típico aerosol limpiacristales. Un análisis profundo de los bordes e intersticios de los cristales revelará la presencia de hongos y suciedad acumulada, imposibles de eliminar con dos o tres pasadas de bayeta. Será necesario el uso de esponjas y otros enseres para higienizar estas secciones, procurando en el proceso no ocasionar rayaduras a la superficie.

Respecto a los perfiles, este elemento de unión desempeña un rol esencial en el aislamiento térmico. Debe retirársele el film que de fábrica suele poseer y evitar que pueda sufrir golpes que alteren su forma original, engrasando con regularidad las piezas móviles unidas al perfil. Este paso es clave para saber cómo dar mantenimiento a ventanas de aluminio.

Para evitar rayaduras, abrasiones y otros desperfectos durante su limpieza, deben preferirse los productos con jabón neutro aptos para la higiene y cuidado de ventanas, en lugar de aquellos más agresivos —los elaborados a base de disolventes, por ejemplo— destinados al cuidado de un amplio espectro de objetos y accesorios. Las soluciones caseras, como el uso conjunto de bicarbonato de sodio y limón o de vinagre y sal, pueden ser estudiadas en caso de necesidad, por más que no sean la recomendación general. Se desaconseja el uso de pulverizadores de agua a presión.

Después de aplicar el producto en cuestión y de completar el enjuagado, conviene secar a conciencia todos los intersticios y recovecos del marco, los perfiles, las juntas, etcétera, con el fin de evitar la acumulación de humedades. Estas precauciones permiten cuidar y mantener las ventanas de aluminio en casa.

Ninguna ayuda está de más contra las inclemencias meteorológicas. Por este motivo, la instalación de persianas y de cortinas térmicas opondrá una barrera adicional de protección contra las corrientes de aire y las humedades, tan negativas incluso para metales inoxidables como el aluminio.

La humedad, el principal enemigo del mantenimiento de ventanas de aluminio

Para mantener las ventanas de aluminio modernas en óptimas condiciones, es aconsejable tomar medidas contra las humedades, responsables de la aparición de manchas antiestéticas en la superficie de este metal. 

Las manchas de humedad deslucen el aspecto de cualquier ventana de aluminio. Por fortuna, prevenir su aparición es relativamente fácil, pues este fenómeno se origina por la condensación y la acumulación de agua en general. El secado de su superficie y zonas intermedias después de cada lavado puede ser insuficiente.

Prevenir la condensación eficazmente pasar por la aplicación de una silicona de poliuretano o similar que permita sellar los extremos de la ventana. También se recomienda revisar las juntas y elementos de la cara exterior de la ventana. Por otra parte, la ausencia de rotura del puente térmico no sólo reduce el bienestar en el hogar: también favorece la condensación en el marco, los perfiles y otras partes de la ventana.

Esta amenaza, así como las exigencias de su mantenimiento, no desmerecen la elección del aluminio para ventanas y puertas. Este metal destaca por su elevada resistencia, un precio económico en relación con su calidad y una sostenibilidad que muchos ignoran (el aluminio puede reciclarse al cien por cien).

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