La transmitancia térmica y las filtraciones de aire se acentúan en épocas de temperaturas tan extremas como el verano, momento en que los municipios del sur y del levante peninsular experimentan olas de calor de más de 40 grados.
Las paredes, juntamente con los techos y suelos, pueden convertirse en un punto de fuga energética si carecen del aislamiento adecuado. Este problema acarrea una pérdida de confort térmico y un derroche en la factura de la luz. La solución pasa por aislar las paredes del calor mediante el uso del doble acristalamiento en las ventanas, la aplicación de pinturas térmicas o el revestimiento de tabiques con materiales aislantes (lana de roca, corcho, etcétera).
Las paredes, uno de los mayores puntos de fuga energética
El aislamiento térmico de paredes interiores es una inversión necesaria y altamente beneficiosa desde un punto de vista económico y de sostenibilidad. Como señalan distintos estudios, las paredes, techos y suelos pueden suponer una vía de escape para el 30 por ciento de la energía, traducible en una pérdida de hasta 300 euros, presuponiendo un gasto medio de 1.132 euros por vivienda, de acuerdo con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA).
El ahorro eléctrico es un primer beneficio de la mejora del aislamiento de las paredes, pues un inmueble debidamente aislado puede economizar la factura eléctrica hasta un 25 ó 30 por ciento. Las reformas que posibilitan este ahorro, justo es reconocerlo, requieren un desembolso inicial significativo, pero su retorno está asegurado a medio y largo plazo.
Sabiendo cómo aislar una casa del calor ya construida, es posible maximizar la superficie habitable del edificio. Porque lograr una temperatura agradable en el sótano o la buhardilla habilitaría proyectos como un gimnasio en casa, una sala de juegos o una estancia para invitados.
Desde una perspectiva medioambiental, el aislamiento representa una oportunidad de reducir el impacto de la actividad doméstica en el entorno. La sola limitación del consumo eléctrico ya redunda positivamente en las emisiones de CO2.
Cómo aislar las paredes y tabiques del calor de manera efectiva
Revestimiento de paredes con materiales aislantes
El uso de materiales y placas aislantes para paredes interiores permite suprimir los puentes térmicos y elevar la eficiencia energética, al tiempo que maximizan el grado de insonorización del edificio. Esta última cualidad es muy valorada en pisos e inmuebles en contacto con el tráfico y ajetreo urbanos.
En este sentido, ¿cuál es el mejor aislante térmico para paredes interiores? Las opciones son diversas: la lana mineral, la fibra de vidrio, el corcho y la lana de roca son las más utilizadas, siendo esta última la de mayor demanda, disponible en rollos y planchas sólidas.
Instalación de doble o triple acristalamiento en ventanas
En la pérdida de aislamiento de paredes interiores influyen los vanos de puertas y ventanas, cuyos materiales no siempre son los ideales, pudiendo comportar serias desventajas. Concretamente, las ventanas son una vulnerabilidad energética en cualquier edificio, y una solución eficaz para optimizar sus cualidades aislantes es instalar un doble o triple acristalamiento.
Este conjunto de vidrios genera una cámara de aire en el interior de la ventana, capaz de reducir las transferencias de calor y de frío. Para obtener un plus de ahorro energético, los expertos del sector recomiendan el uso de cristales Guardian Sun.
Empleo de pinturas térmicas
Aislar pared sin perder espacio, ni asumir grandes desembolsos es posible gracias a las pinturas térmicas. Se componen de una serie de microesferas cerámicas huecas que configuran una cámara de aire en las paredes y tabiques del inmueble.
Para lograr este efecto, normalmente se aplican tres o cuatro capas de pintura térmica. Estas ayudan a bloquear el paso del calor exterior y ayudan a conservar la temperatura en el interior del edificio.
Uso de burletes en puertas y ventanas
La imposibilidad para preservar las condiciones térmicas en interiores es atribuible en ocasiones a la existencia de intersticios y juntas indebidamente selladas. Los burletes son una excelente solución a este problema.
Este producto, definido por la RAE como una «tira que se pone al canto de las hojas de las puertas, balcones y ventanas para que, al cerrarse, queden cubiertos los intersticios y no pueda entrar por ellos el aire a las habitaciones», son fáciles de instalar y permiten sellar y aislar las ventanas sin esfuerzo.
Sintetizando lo anterior, no existe una única respuesta a la cuestión de cómo aislar una pared exterior del calor. Este objetivo puede alcanzarse mediante el uso de elementos concretos (vidrios dobles, burletes), de pinturas específicas y de materiales aislantes como la lana de roca.