Un aislamiento deficiente en el hogar supone una pérdida constante de calor, y se estima que las ventanas son responsables del 10% de las fugas de energía térmica. El uso de ventanas de aluminio agrava el problema, pues este metal ligero es más frío y tendente a acumular la humedad que el PVC y la madera. Por consiguiente, si una vivienda mal aislada cuenta asimismo con ventanas de este material, los propietarios estarán en serios apuros. ¿Existe una solución? Si siempre y cuando la ventana esté en buen estado y la ventana cuenta con rotura del puente térmico pues si no, por mucho que sellemos la ventana seguirá transmitiendo el frío y la condensación.
Por fortuna para los afectados, la respuesta es afirmativa. Para remediar la filtración de agua en ventanas de aluminio y las pérdidas de calor, es recomendable el uso de selladores de poliuretano, silicona o acrílico. Con el sellado de los bordes e intersticios de cada ventana, se logra optimizar el aislamiento general del inmueble, elevando tanto su eficiencia energética como el ahorro en la factura eléctrica.
Así deben sellarse correctamente las ventanas de aluminio
«Me entra agua por la ventana de aluminio», «hay condensación y frialdad en mis cristales» y otras quejas similares abundan en foros y redes, compartiendo en la mayoría de los casos un mismo problema: el aislamiento inadecuado de las ventanas.
En el mercado se comercializan hoy una diversidad de productos de calidad profesional, al alcance del consumidor de a pie, que permiten sellar las ventanas contra el agua y las fugas de calor de manera eficaz. Antes de usar cualquiera de ellos es recomendable probar un poco en la superficie por si hace reacción. Veamos tres de los más utilizados:
▪ Sellador de poliuretano. Su fórmula se basa en el polímero denominado poliuretano (PU) y garantiza un sellado correcto y duradero, compatible la mayor parte de los materiales que participan del diseño de una ventana. Su única vulnerabilidad es el deterioro acelerado que experimenta ante los rayos UV; de ahí que sea una solución indicada para regiones húmedas o zonas sombreadas.
▪ Sellador acrílico. De gran versatilidad, este producto ofrece un sellado resistente a condiciones climáticas adversas, siendo además fácil de utilizar y de limpiar. Puede aplicarse al aluminio y otros metales, sin que sus propiedades se resientan.
▪ Sellador de silicona. Como indica su nombre, el componente estrella de este producto es la silicona. Además de compartir la versatilidad de los anteriores selladores, proporciona una adhesión, resistencia y duración superiores, pudiendo emplearse incluso en vidrios y materiales de difícil sellado. Sin lugar a dudas, otra respuesta útil a la cuestión de cómo sellar ventanas de aluminio del agua.
El proceso de sellado se inicia con la búsqueda de grietas, juntas y otras áreas de la ventana que sean responsables de las entradas de agua y de frío. Para ello, basta con acercar la palma de la mano al perímetro del marco. También pueden emplearse métodos más precisos, como los detectores de fugas de calor por infrarrojos y otros dispositivos avanzados.
Después de localizar las partes que interese sellar, se procederá a limpiar el marco, la pared y cualquier elemento arquitectónico en contacto con la ventana. Estas superficies tienden a acumular polvo y suciedad que restan efectividad a los selladores. Una medida de precaución que evitará que el producto sellador se disperse en exceso, es el uso de tiras adhesivas para cubrir las secciones y piezas que se desee salvaguardar.
A continuación, se preparará la pistola selladora siguiendo las instrucciones del fabricante y se empezará a sellar el marco de la ventana de aluminio con suavidad y precisión, cuidando de distribuir uniformemente la silicona o el sellador elegido.
Cuando la totalidad del producto esté seco y adquiera la textura adecuada —sólida o esponjosa, dependiendo del sellador usado—, se retirarán las cintas adhesivas y se limpiarán los sobrantes del sellador. Por último, se higienizará la ventana y las áreas trabajadas con una solución jabonosa, con el fin de eliminar cualquier residuo del proceso.
