¿Sabías que cada persona pasa una media de 4,4 horas en el salón de su vivienda, según datos del portal Compare the Market? Resulta lógico que esta habitación concentre la mayor parte de las reformas inmobiliarias. En particular, muchos son los propietarios que deciden reemplazar sus ventanas antiguas por otras nuevas. Pero ¿cuáles son los tipos de ventanas para salones más apropiadas?
Existen multitud de clases de ventanas disponibles en el mercado, siendo las correderas, abatibles, oscilobatientes y de guillotina las más populares en salones. Para acertar en su elección, es recomendable observar una serie de aspectos y factores, a saber:
▪ Diseño y dimensiones: por razones estéticas y funcionales, es importante seleccionar el color, forma y estilo de la ventana con el máximo cuidado, a fin de evitar disonancias entre su diseño y la decoración existente. Respecto a su tamaño, las ventanas más amplias significan mayor iluminación y mejores vistas a costa de una menor privacidad, generalmente.
▪ Mantenimiento y confort: la funcionalidad de la ventana debería adecuarse a las posibilidades de su entorno, sin causar problemas de apertura (por ejemplo, al interponerse la hoja en el tránsito o colisionar con el mobiliario). También hay que priorizar modelos poco existentes en su mantenimiento y limpieza.
▪ Ahorro energético: sabiamente escogidas, las ventanas contribuyen al aislamiento térmico del edificio, reduciendo las pérdidas de calor y frío y limitando la dependencia del suministro eléctrico. No en vano la eficiencia energética es hoy una de las claves para decorar un salón con muchas ventanas de manera eficaz.
De las correderas a las oscilobatientes: estos tipos de ventanas para salones iluminan y decoran de manera eficaz
Correderas
Las ventanas de apertura corredera o deslizante se caracterizan por la ausencia de bisagras y el uso de rieles para, mediante guías instaladas en los extremos superior e inferior del marco, permitir operarlas lateralmente. Esta característica ayuda a aprovechar el espacio disponible en el salón, dado que el deslizamiento de las hojas no se interponen en el tránsito, ni invade el espacio ocupado por muebles y otros elementos arquitectónicos.
Estas ventanas para salón destacan además por su fácil y rápida instalación y un mantenimiento simple. Su vida útil, generalmente prolongada, las convierte en una inversión inteligente, a la par que cumple las funciones básicas de cualquier ventana, iluminar y ventilar.
Batientes
Probablemente, el sistema más utilizado en ventanas de salón es el abatible, también llamado batiente o practicable. Su diseño se compone de una o dos hojas unidas al marco por medio de bisagras. La apertura se produce de forma proyectada, esto es, hacia afuera o adentro de la vivienda.
Por su sencillez y practicidad, este sistema goza de popularidad en salones con ventanas de tamaño y disposición variados debido a sus ventajas: fácil limpieza, seguridad doméstica, mayor aprovechamiento del vano para ventilar e iluminar, etcétera.
Oscilobatiente
Resultado de décadas de evolución, las ventanas oscilobatientes cuentan con un diseño polivalente que facilita su manipulación y mejora su capacidad para iluminar y ventilar el salón. Gracias a un avanzado mecanismo de apertura, sus hojas pueden abrirse de manera lateral e inclinada hacia el interior, combinando así los beneficios de una ventana abatible y oscilante.
Además de la versatilidad, esta clase de ventana para salones destaca por la eficacia de su cierre hermético que le otorga un aislamiento térmico y acústico de calidad. También sobresale por el mayor abanico de posibilidad que ofrece en términos de aireación, iluminación y privacidad.
De guillotina
En salones con ventanales grandes una solución usual es el empleo de ventanas de guillotina. La apertura y cierre se produce en este caso por la acción de un mecanismo de poleas y contrapesos que facilitan el levantamiento de la hoja inferior para que, al superponerse con la superior, habilita el espacio inferior.
Las de guillotina son ventanas fáciles de operar y que suponen un ahorro de espacio notable. Por contra, supone un paso atrás en su capacidad para airear e iluminar el salón, ya que sólo aprovechan un 50% del vano para estas acciones.
Estas ventanas se originaron en la Inglaterra de 1670, si bien sus raíces podrían ser holandesas. Una variante es la ventana de doble guillotina, tan común en el parque inmobiliario de Estados Unidos, y que se distingue porque ambas hojas pueden deslizarse verticalmente hacia arriba o abajo.