¿Ventanas negras o blancas? Así influye el color en el ahorro energético

Ventanas negras o blancas, esa es la cuestión. El estudio de los colores interesa a propietarios e inquilinos en la medida en que afecta a la decoración de su vivienda. Sin embargo, los expertos en interiorismo entienden que las aplicaciones de la colorimetría trascienden el ojo humano, impactando sobre el confort térmico y la eficiencia energética en edificios e inmuebles unifamiliares.

¿De qué color poner las ventanas de aluminio o PVC? Atendiendo a valores estéticos, no existe una respuesta universal; pero si consideramos el ahorro en consumo eléctrico, las diferencias pueden ser abismales, por la capacidad de absorción y de reflexión tan dispar que muestran los componentes del círculo cromático.

Así lo demostró un estudio de la ingeniera civil Kelen Almeida Dornelles sobre los niveles de absorción térmica de cada tono. Destacan, en polos opuestos, el blanco, que tiende a acumular sólo el 20% del calor, y el negro, con una capacidad de absorción del 98%.

De ahí que los colores claros predominen en las fachadas de provincias y municipios calurosos, como las de Menorca, Córdoba y Cádiz, no siendo infrecuente tampoco en pueblos del litoral norte (véase la localidad gallega de Muros). Pero lo anterior no significa que las ventanas más eficientes sean indistintamente las blancas: también las de color negro ofrecen cualidades interesantes.

Ventanas blancas, un color universal de consabidas propiedades aislantes

El blanco es un tono acromático con una respuesta muy particular ante la radiación solar: su capacidad para reflejar la luz alcanza valores próximos al 100%, con nulas o ínfimas cualidades de absorción. En climas mediterráneos y subtropicales, como los de la Península y los territorios insulares, una casa con ventanas blancas supone un beneficio en términos de ahorro energético.

La elección de este color, tan común en ventanas de PVC, puede reducir la dependencia de los sistemas de climatización en los meses más calurosos del año. En interiores y exteriores, estas ventanas contribuyen a disminuir la temperatura ambiental, sobre todo en combinación con paredes, techos y otras superficies de tonos claros. De este modo, se modera el uso de uno de los agentes del cambio climático —el aire acondicionado—, optimizando la eficiencia energética de la casa.

Este fenómeno es ampliamente conocido en la arquitectura a gran escala y afecta también al menor uso de sistemas de iluminación artificial, no sólo de climatizadores. El estadounidense Steven Chu, ex secretario de energía de Estados Unidos, propuso en 1997 el blanqueado de redes de carretera y de fachadas de edificios e inmuebles para combatir los efectos del cambio climático.

Al margen de su capacidad aislante, la decisión de comprar ventanas de PVC blancas o negras se inclina en favor de estas últimas cuando se desea generar una sensación de paz y de tranquilidad. En diseño el color blanco está asociado con la seguridad, la pulcritud y el equilibrio y predomina en decoraciones clásicas y nórdicas.

Ventanas negras, una apuesta ganadora en climas fríos

Por evidentes que sean los beneficios del color blanco frente al negro en cuestión de ventanas, una parte de los propietarios sigue eligiendo los herrajes y perfiles en tonos oscuros. La explicación no es meramente estética.

La instalación de ventanas negras de exterior e interior tiene su razón de ser en municipios y localidades de climas gélidos, situadas en áreas umbrosas o con una insolación escasa. Sea como fuere, este déficit de calor hace de la radiación solar un bien escaso, y para maximizar su aprovechamiento, suelen emplearse colores que favorecen su absorción.

Las ventanas negras de aluminio o PVC poseen niveles elevados de retención térmica. Como resultado, el interior de la vivienda aumenta su temperatura de forma ecológica, limitando la dependencia de sistemas de calefacción, generadores de emisiones de CO2 y otros gases contaminantes.

Incluso en estancias sin ventanas, el uso de tonos oscuros en suelos y paredes ayuda a reflejar y distribuir la luz artificial. Con ello, se modera el consumo eléctrico y se potencia la eficiencia energética de la vivienda, sin necesidad de acometer grandes reformas.

Desde un punto de vista ornamental, los perfiles negros u oscuros dotan a la ventana de una elegancia y sofisticación fuera de lo común. En decoraciones modernas o industriales, la ventana adquiere carácter y sirve de acompañamiento al resto, mientras que en estilos más conservadores ofrece un contrapunto interesante a la calidez de la madera y las telas naturales.

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