Las ventanas de PVC ¿prohibidas? ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?

Las ventanas y otros productos fabricados en PVC ¿están prohibidos en la UE?, ¿contaminan el medio ambiente?, ¿son perjudiciales para la salud? Cualquiera de estas afirmaciones, tras revisar una larga lista de evidencias y estudios científicos, ha demostrado ser falsa.

Aunque son muchos los pros y contras de las ventanas de PVC, ninguna de sus desventajas supone un riesgo para la salud humana ni la sostenibilidad ambiental. Precisamente por su reciclabilidad y eficiencia energética, el policloruro de vinilo recibe un uso intensivo en industrias y construcciones desde su introducción en 1970, estando presente en todas las esferas de la vida en los países desarrollados.

En los últimos años, sin embargo, una minoría de empresas, gobiernos y grupos de presión ecologistas han convertido al PVC en blanco de críticas y difamaciones. Las ventanas de este polímero se han convertido en una de las últimas ‘víctimas’ de estos ataques. ¿Pero qué hay de cierto en ello?, ¿están las ventanas de PVC prohibidas o en vías de prohibirse?, ¿suponen una amenaza para nuestra salud?

Por qué el PVC es un material apto para la salud pública

De existir cualquiera de los supuestos peligros del PVC, el Consejo de la Unión Europea habría introducido normas y directivas encaminadas a su reducción. Por el contrario, la legislación relativa al PVC y otros plásticos sigue avalando su uso. Las investigaciones realizadas en la última década han alcanzado resultados satisfactorios para los defensores de este material termoplástico, no siendo posible relacionarlo con ningún componente, efecto adverso o amenaza para la salud y bienestar del consumidor.

La diversidad de bienes de consumo que emplean PVC —envases, tuberías, tarjetas bancarias, fundas de móviles y tablets, carcasas de electrodomésticos, accesorios para gimnasios, etcétera— demuestra tácitamente su seguridad. La práctica totalidad de la sociedad está en contacto permanente con este material desde su infancia, sin experimentar por ello problemas médicos.

De todos los derivados del plástico, el policloruro de vinilo cuenta con la menor cantidad de petróleo en su composición, 43%, mientras que el 57% restante está representado por cloro obtenido de la sal. En este sentido, las ventanas y otros productos hechos con PVC no se inflaman fácilmente y poseen propiedades autoextinguibles, desfavorables para la propagación de incendios. Por esta razón, es un material compatible con la seguridad en entornos domésticos e industriales.

Por tanto, y derribando uno de tantos mitos y fake news que circulan por internet, no está el PVC prohibido en Europa, ni se contempla el veto a la producción de ventanas ni de otros derivados de PVC por razones de salud pública. También carecen de fundamento las peticiones de limitar la comercialización de ventanas de PVC por cáncer y otras presuntas amenazas.

PVC, un material 100% legal y respetuoso con el medio ambiente

Para sus detractores, la utilización de policloruro de vinilo acarrea peligros medioambientales, por el riesgo de contaminación que suponen elementos como el cadmio y el plomo, presentes en cantidad minúscula en una parte de sus productos. Esta afirmación carece de respaldo oficial, ni tampoco ha podido ser demostrada por ninguna investigación.

Con afán de disminuir el valor del PVC ecológico, otras voces críticas denuncian que su quema provoca la liberación de dioxinas y otros químicos tóxicos a la atmósfera. Sin embargo, en el tratamiento de residuos de plásticos como el PVC no intervienen procesos que favorezcan la emisión de gases perjudiciales. Al final de su vida útil, los productos fabricados a partir de este y otros plásticos se desmontan, clasifican y reciclan debidamente en centros de gestión residual y plantas de reciclaje.

De hecho, el proceso de fabricación de marcos y ventanas de PVC es altamente respetuoso con el medio ambiente y supone una reducción de las emisiones de dióxido de carbono en comparación con otros materiales. Los productos de Kömmerling, uno de los principales fabricantes de ventanas de PVC, cuentan con sellos y certificados de gestión energética y ambiental: UNE – EN ISO 14001, AENOR ISO 14001, ISO 50001, etcétera.

Por el contrario, la expansión del PVC en cerramientos y otras superficies de la construcción ha elevado la eficiencia energética en viviendas y edificios públicos. Según un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña, las ventanas más ahorradoras y con menos emisiones de CO2 son las de PVC con un 30% de material reciclado.

Por todo lo anterior, las ventanas de PVC no están prohibidas en España ni en el resto de países europeos. Los propagadores de bulos aprovechan la confusión existente con las restricciones que reciben en Alemania, Francia, Austria o Bélgica determinados bienes fabricados en policloruro de vinilo. Por ejemplo, el veto austriaco a los envases de PVC destinados a productos alimentarios, que de ningún modo afecta a la fabricación y comercialización de cerramientos de este mismo material.

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